El ver los animales encerradoa en sus jaulas en el zoo de Valencia me produjo gran pena. Estaban todos neurotizados por su propia desgracia y por la crueldad del público que se burlaba de ellos. Entonces pensé en hacer una pequeña reflexión sobre la crueldad de los animales, así que volví al zoo esta vez con un pequeño micrófono prendido en el jersey y grabé a los animales y a las personas. Un grupo de nilas jugaban cantando y chocando sus manos: